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Propuestas de ADIMRA para el Sector de Fabricantes de Bienes de Capital.

A partir de la devaluación de 2002, el sector de fabricantes de bienes de capital logró tasas de crecimiento anual de dos dígitos en todas sus variables y muy superiores al promedio de la industria manufacturera...

El trabajo propone un conjunto de medidas tendientes a ampliar la base competitiva del sector para recuperar el terreno que viene perdiendo y consolidar su crecimiento. Entre ellas, y como prioritaria, el mantenimiento en el tiempo del Régimen de Incentivo a la Fabricación de Bienes de Capital (decreto No 379/2001). Una síntesis de la presentación del estudio y sus principales conclusiones se ofrecen a continuación. El sector de bienes de capital constituye un eslabón fundamental en el entramado productivo de una nación. No sólo por su complejidad tecnológica y su alto contenido de valor agregado, sino también por su articulación con diversos sectores industriales. La fabricación de bienes de capital requiere la utilización de recursos humanos altamente calificados y tracciona la producción de otras industrias que también son mano de obra intensivas, como las electro-metalmecánicas. A su vez, genera la necesidad de integrar las cadenas de valor, dando lugar a la difusión del conocimiento conjuntamente con las universidades y los institutos públicos. En tanto el sector suele ser terreno de innovaciones y desarrollos continuos (el 93% de las empresas invierte en equipamiento y tecnología y el 87% en investigación y desarrollo, destinando un 7% y un 5% de sus presupuestos, respectivamente), existe una importante diferencia entre comprar un bien de capital nacional y uno importado: en el primer caso, la fuente de innovación, el conocimiento y todo lo que conforma el valor agregado permanece en el ámbito nacional; en cambio, en el segundo se adquiere conocimiento que queda en el exterior, coartando la posibilidad de que la producción nacional transite un sendero de aprendizaje virtuoso en términos de productividad y contenido tecnológico. De esta manera, el sector opera en forma determinante sobre el proceso de reproducción material de la economía: la inversión y el conocimiento. En consecuencia, su desempeño no sólo define las trayectorias de crecimiento sino también su sustentabilidad en el largo plazo, constituyendo un sector estratégico para el desarrollo económico. En la Argentina, la fabricación de bienes de capital comprende alrededor de 2.500 firmas productoras de bienes finales, cifra que asciende a cerca 5.000 empresas si se considera además a las empresas productoras de componentes, partes y piezas. Con una participación mayor al 9%, es el sector que genera más empleo entre las manufacturas de origen industrial. A su vez, representa alrededor del 3,5% del PBI industrial (sólo medio punto menos que las terminales automotrices) y exporta el 27% de su producción, lo cual implica más de 800 millones de dólares de ventas al exterior entre bienes finales, sus partes y piezas. A partir de la devaluación de 2002, el sector exhibió un dinamismo inédito, mostrando tasas de crecimiento anuales de dos dígitos en todas sus variables y muy superiores al promedio de la industria manufacturera. Es importante remarcar que en los meses mas difíciles del 2002 y 2003, cuando las empresas extranjeras desconfiaban de la evolución económica de nuestro país, fueron los productores nacionales de bienes de capital los que comenzaron a abastecer a la industria, sustituyendo importaciones y haciendo accesible las compras en maquinarias que habían sido ?dolarizadas? por los importadores, siendo así inalcanzables para gran parte de la industria que apostaba a renacer de las cenizas. No obstante, el sector ha comenzado a sufrir serias restricciones al crecimiento que urge corregir para consolidar lo logrado hasta ahora y proyectarse como corresponde a una estrategia de desarrollo nacional. Para ello, la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina ha realizado un estudio sobre la situación de los fabricantes de bienes de capital y del cual se desprenden dos conclusiones principales: 1) existen en el sector las bases estructurales necesarias para su expansión (una masa crítica de empresas con gran trayectoria, recursos humanos capacitados, un acervo productivo relativamente moderno, evidentes esfuerzos de investigación y desarrollo, una buena relación calidad/precio, etc.); y 2) dicha expansión no sería posible si las empresas no pueden mantener e incrementar sus posiciones de mercado, tanto en el interno como en los externos. En este sentido, el estudio establece que el sector ha ido sufriendo en los últimos cinco años un importante incremento de sus costos de producción, el cual licuó en gran parte los márgenes de competitividad que se habían generado con la devaluación de 2002, producto de la restitución de los precios relativos de los principales insumos. En consecuencia, resulta necesario para el sector ampliar su base competitiva para continuar y consolidar su crecimiento. Existe espacio para crecer y definir un sendero de desarrollo de capacidades locales. Con sólo considerar el mercado interno es posible llegar a esta conclusión: el 55% de la formación bruta de capital corresponde a bienes importados, las importaciones de maquinaria y equipo superaron los 2.500 millones de dólares en el año 2006 y suman casi 4.000 si se consideran sus partes y piezas (prácticamente el 15% de las importaciones totales), generando uno de los mayores déficit en la balanza comercial. A tal efecto, el estudio de ADIMRA propone un abanico de medidas de corto y mediano plazo orientadas a dicho objetivo estratégico. Las propuestas reflejan las necesidades concretas de los productores de bienes de capital, tanto en lo referido a su competitividad-precio como en lo que atañe a sus necesidades de financiamiento, el cual permita ejercer su compromiso con la calidad en sus productos y la capacitación de sus recursos humanos. Entre las medidas que debería contemplar una política que promueva la competitividad del sector se destacan: 1) dar continuidad en el tiempo al Régimen de Incentivo a la Fabricación de Bienes de Capital (decreto No 379/2001) y favorecer la compra de bienes de capital nacionales a través de mecanismos como la amortización acelerada para la determinación del impuesto a las ganancias y el reintegro de impuestos asociados a utilidades reinvertidas en dichos bienes y 2) mejorar el acceso al financiamiento en términos de montos, tasas y plazos, tanto para las exportaciones como para la inversión en capacidad y calidad de producción.

Adolfo Alsina 1609

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