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Nuestro adiós al querido Israel Mahler

El viernes nos tocó despedir a nuestro ex Presidente, Israel Mahler, quien fue elegido para conducir la entidad en 1989, siendo reelecto en 1991, período que no pudo completar por tener que asumir la Presidencia de la UIA, otorgándosele licencia hasta finalizar su mandato.

Fue precisamente su condición como dirigente industrial lo que le permitió acceder a la conducción de la Central Industrial  y es por todo ello que deseamos en este espacio destacar su comprometida labor en el ejercicio de la Presidencia, dejándonos el legado de una extensa y fructífera trayectoria,  donde supo demostrar una clara visión de la importancia del desarrollo tecnológico de la industria nacional, de la capacitación y la formación profesional, para alcanzar la transformación con equidad de nuestra sociedad. En  reconocimiento a esta  trayectoria la Asamblea de ADIMRA resolvió designarlo Consejero Emérito. 

Su clara y natural condición para transmitir sus firmes ideales sobre una argentina industrial quedan reflejadas en estos conceptos que recogen su pensamiento sobre la apertura de la economía, de la que se venía hablando en esos años.

Sobre ésto Israel nos decía,

“Los que sostienen la necesidad de abrir nuestro mercado a las importaciones, argumentan que actuarán benéficamente sobre los precios, por emulación, la innovación tecnológica y, en consecuencia mejorará el nivel de vida de los argentinos.

Todo esto sería parcialmente cierto si la demanda interna estuviera insatisfecha y esa limitación exacerbara los precios. Y,  por otra parte, se considerara que, invariablemente, lo importado deberá ser de mejor calidad, más moderno y útil que el producto similar que se produce o puede producirse en el país.

La realidad es otra: La demanda interna  está en terapia intensiva.

Si pretendemos importar porque sí, lo haremos a expensa de la oferta local. Si importamos basados en supuestas oportunidades, tratando de satisfacer demandas de modas suntuarias (que pueden o no incorporar innovación técnica), estaremos orientándonos a mercados  cuantitativamente insuficientes para estimular las inversiones genuinas que requieren los verdaderos cambios tecnológicos a que aspiramos.

Así no tenemos posibilidades. ¿Entonces?

Propongo que cambiemos el enfoque. ¿Por qué no empezamos a pensar en términos de incremento del intercambio?. Lo que en buen romance significa, sencilla y concretamente exportar e importar más

La idea es levantar el vergonzoso nivel de apenas 14.000 millones de dólares-año (suma de exportaciones mas  importaciones) para dar más trabajo y desencadenar las consecuencias lógicas. Más salario que se convierte en demanda. Demanda que genera producción, producción que motiva inversión, inversión que requiere inteligencia.

De esta manera con inteligencia y trabajo conseguiremos la verdadera apertura de la economía. Podremos importar mejor tecnología para producir barato y competir con materias primas, insumos y componentes más ventajosos.

En estas condiciones la mayoría de nuestras importaciones serán los elementos dinámicos de una economía racional, tan racional que sin ser ingenua, se medirá con competidores que acepten reglas de “fair play”, totalmente claras, juego limpio que le dicen.

(Nota titulada “En comercio exterior cambiemos el enfoque” publicada en “Industria Metalúrgica Argentina”, Junio 1990.)

 En estos conceptos aún  tan vigentes, queremos reflejar nuestro homenaje.

 

Comité de Presidencia ADIMRA

Adolfo Alsina 1609

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